Psicoterapia para Adultos
¿Qué tipo de terapia utilizo como psicóloga especializada?
Dentro de la psicología o psicoterapia, mi principal orientación de trabajo es la terapia cognitivo-conductual. Sin embargo, si algo he aprendido durante mi formación continua y a lo largo de mi trayectoria profesional es a no encasillarme en una única forma de hacer las cosas. Puesto que trabajo con personas y cada una de ellas es diferente, entiendo que debo adaptar mi conocimiento y técnicas de trabajo en beneficio del paciente.
Esto supone trabajar desde un enfoque holístico, que busca comprender a la persona de forma global e integral.
La terapia cognitivo-conductual se fundamenta en la evidencia científica, es decir, existen estudios que demuestran su efectividad en el tratamiento de trastornos emocionales, como es el caso de la ansiedad y el estrés.
¿Qué es la terapia cognitivo-conductual?
La terapia cognitivo-conductual es un enfoque de la psicología que se centra en analizar las causas y atender los problemas presentes de la persona que acude a consulta. Me gusta explicar a mis pacientes que “es importante entender el pasado, pero hay que trabajar en el presente” porque considero que resume muy bien el propósito de esta terapia.
Dicho de otra manera, para comprender el sufrimiento actual y poder tratar la angustia que genera un problema, es fundamental conocer cómo y por qué surgió. Sin embargo, no podemos cambiar el pasado y, por tanto, debemos centrarnos en qué podemos hacer en el momento presente.
Los trastornos emocionales como la ansiedad y el estrés se derivan de haber aprendido a sentirnos mal, principalmente durante la infancia, la adolescencia o el inicio de la vida adulta. Por suerte, el ser humano no es estático. Somos cognitivamente muy flexibles y tenemos la capacidad de aprender en cualquier etapa de la vida.
Por todo ello, las técnicas que se usan en la terapia cognitivo-conductual se basan en dos aspectos:
1.
Aprender en qué consiste el trastorno, por qué surge, cómo se manifiesta, cómo se mantiene y cómo me afecta. Cuánto más detalles conozcas del trastorno, más control podrás tener sobre él.
2.
Aprender nuevas estrategias que permitan abordar el malestar que la situación provoca a nivel cognitivo (pensamientos), fisiológico (sensaciones corporales) y conductual (lo que hacemos).
Este enfoque de tratamiento implica trabajar no solo en las sesiones, sino también fuera de ellas. Por eso se piden actividades para realizar entre sesiones, que permiten profundizar en el conocimiento de uno mismo y del problema, o entrenar habilidades en situaciones reales del día a día.
¿Qué otras orientaciones psicológicas integro en mi trabajo?
Algunas de las conocidas como terapias de tercera generación parten del supuesto de que ningún pensamiento, sentimiento o recuerdo es en sí mismo problemático, patológico o disfuncional, sino que dependerá de para qué le sirve a la persona una determinada manera de pensar o un determinado comportamiento, atendiendo siempre al contexto individual.
La terapia desde estos enfoques se basa principalmente en dos principios:
-
La aceptación de los síntomas y del malestar como experiencia de aprendizaje.
-
Los valores para promover la consecución de los objetivos personales.
En las terapias de tercera generación se le da mucha importancia al autoconocimiento, al contacto con el momento presente, el aquí y ahora, y a la espiritualidad. En mi caso, me gusta integrar en los tratamientos psicológicos las siguientes técnicas:

Mindfulness
Significa “atender y darse cuenta”. Lo entendemos también como “atención o conciencia plena” y en terapia se trabajan dos aspectos: el primero es la atención hacia las cosas que ocurren y que sentimos en el “aquí y ahora”, y el segundo es la actitud con la que afrontamos la vida. El mindfulness nos propone la aceptación.

Terapia de aceptación y compromiso
Considera el malestar psicológico como parte de la vida, por lo que no busca negarlo, sino sentirlo y entenderlo. Los ejercicios van encaminados a conseguir una flexibilidad psicológica que permita a la persona conectar con el presente y ser capaz de decidir si persiste en lo que hace o toma un camino alternativo para conseguir sus objetivos.
Como ya habrás concluido, la terapia no consiste en darte las soluciones para remediar problemas concretos. La terapia es darte las herramientas para que tú mismo consigas autogestionarte de manera autónoma y construyas tu bienestar.
Estos son los trastornos en los que vamos a trabajar para alcanzar tus metas

Ansiedad generalizada
La ansiedad generalizada provoca un malestar ante la imposibilidad de tener bajo control lo que nos va ocurriendo en nuestro día a día. La preocupación ante hechos cotidianos es excesiva, persistente, incontrolada e incapacitante, afectando al individuo y a todos los ámbitos de su vida.

Miedos y fobias
La persona que tiene miedos y fobias sufre un terror incontrolable frente a personas, situaciones o ideas tanto reales como imaginarias. Aunque la persona es capaz de percibir la irracionalidad de sus reacciones no es capaz de controlarlas, pudiendo desembocar en un ataque de pánico.

Ansiedad social
La ansiedad social es un miedo intenso a enfrentarse a situaciones sociales en los que la persona se siente expuesta y vulnerable, lo que le provoca el temor a ser el objeto de juicio por parte de los demás. Todo ello se traduce en una tendencia a evitar las interacciones con otras personas.

Pánico y Agorafobia
El pánico es una reacción desproporcionada que aparece de repente y que provoca reacciones físicas como temblores, sudores o palpitaciones, que hacen que la persona sienta temor a perder la vida. La agorafobia es un temor incontrolado e incapacitante a lugares abiertos o llenos de gente.

Estrés y estrés postraumático
El estrés ante los acontecimientos diarios hace que nos sintamos sin recursos para afrontar situaciones cotidianas, lo que lleva a una sensación de agotamiento continuo. El estrés postraumático se da ante un suceso que se vive de forma intensa y que produce un gran malestar al ser recordado.

Trastorno Obsesivo Compulsivo
Las obsesiones se manifiestan a través de pensamientos persistentes y recurrentes que la persona no puede evitar. Para aliviar el malestar de estos pensamientos intrusivos se realizan comportamientos compulsivos que ofrecen una sensación de control, pero que resultan limitantes en el día a día.
¿Por qué hacer sesiones de psicoterapia conmigo?

Potenciaremos tus habilidades
Trabajaremos juntos para que consigas afrontar determinadas situaciones que ahora te generan malestar.

Reinterpretaremos los síntomas
Enfocaremos tus síntomas o tus vivencias pasadas para que puedas convertirlos en un aprendizaje para tu vida.

Utilizaremos el pensamiento alternativo
Juntos buscaremos otras formas de interpretar la realidad que te haga sentir mejor y con más confianza.

Trabajaremos en la toma de decisiones
Te daré las herramientas necesarias para que puedas tomar la decisión más adecuada en cada momento.

Fomentaremos tu autoestima
Intentaremos que te vayas conociendo mejor como base a conseguir una mejora de tu autoestima.

Aumentaremos tu inteligencia emocional
Analizaremos tus emociones para que puedas comprenderte mejor a ti mismo y a quienes te rodean.
¿Quieres una consulta?
Mis pacientes te cuentan su experiencia
¿Tienes dudas acerca de los tratamientos?
¿Por qué realizar psicoterapia?
Porque estás atravesando una etapa en la que el malestar, la preocupación y la angustia ha empezado a interferir además de a nivel personal, a nivel familiar, laboral o social.
Porque los esfuerzos que haces por sobreponerte a ese malestar no consiguen que mejores.
Porque te mereces estar bien.
¿Son efectivos estos tratamientos en adultos?
Sí, lo son. La terapia cognitivo-conductual ha demostrado científicamente su efectividad en el tratamiento de trastornos emocionales como es el caso de la ansiedad y el estrés.
¿Realizas psicología online?
Sí. Y es igual de efectiva que si la sesión se realiza de manera presencial.