El hombre sabio no se aflige por lo que no tiene, sino que se alegra por lo que tiene

Epicteto

Aprender a mirar el mundo con los ojos del agradecimiento es sanador.

Generalmente, nos perdemos en los aspectos negativos de las experiencias diarias que vivimos, porque tendemos a poner el foco de nuestra atención en aquellas cosas que nos han molestado, que no han resultado como queríamos o que no lo han hecho en el momento que nosotros queríamos.

Sin darnos cuenta, nuestros días transcurren estando inmersos en un torbellino de pensamientos negativos que nos producen frustración, incertidumbre, decepción, rabia…

Contrarrestar estas emociones es posible y una estrategia muy efectiva es cultivar la gratitud.

Entrenar la gratitud nos permite relacionarnos con la vida, con los demás y con nosotros mismos de una manera más amable y por tanto, más saludable emocionalmente.

Antes de profundizar en cómo ejercitar la emoción de la gratitud y en sus beneficios debemos comprender dos ideas:

“La vida no nos debe nada”

“Nada nos pertenece”.

La vida no nos debe nada

Sobre esta primera afirmación, existe un sesgo cognitivo conocido como la “falacia de la justicia” que nos lleva a realizar conclusiones automáticas y pensar que la vida u otras personas son injustas y que deberían ser de otra manera, generalmente, más acorde a nuestras necesidades.

Es como si esperásemos, que por tener un buen comportamiento la vida nos lo tiene que premiar. Pero esto no funciona así. Debemos aceptar que la vida no nos debe nada.

Nada nos pertenece

En cuanto a esta segunda idea “Nada nos pertenece” sé que puede generar opiniones encontradas y muy dispares, pero es que es así. Un ejemplo muy duro y a la vez muy real, que la mayoría tenemos presente es el siguiente:

Imagina que has trabajado toda la vida para construir la casa de tus sueños, un hogar para tu familia. Has construido tu sueño con cada céntimo que has ganado trabajando con esfuerzo y dedicación gran parte de tu vida. Y cuando por fin, ese sueño se cumple, terminas tu casa, vives en ella y comienzas a disfrutarla… un suceso te aparta de ella. Por ejemplo, la erupción de un volcán cuya lava arrasa tu casa.

Lamentablemente, sabemos que esto puede ocurrir.

En el caso de la Palma el suceso que despojó a familias de sus casas fue la erupción del volcán Cumbre Vieja, pero el suceso que nos aparte de nuestras “pertenencias” puede tomar diferentes formas. Puede ser un desastre natural, una enfermedad, un accidente, una deuda…

La vida no nos debe nada y nada nos pertenece. Cuando interiorizamos estas dos ideas podemos apreciar las experiencias desde otro punto de vista, en el que todo lo bueno que nos ocurre es un regalo de la vida.

¿Cómo se cultiva la gratitud?

La gratitud conlleva reconocer el bien o lo bueno que hay en las experiencias y su procedencia.

Esto supone:

  1. Aceptar el beneficio o el regalo de una vivencia.
  2. Reconocer su valor.
  3. Valorar tanto el regalo como a quien lo hace posible.

El concepto de “regalo” es muy importante porque cuando se trata de algo que nos obsequia o que hace otra persona, en realidad, es algo que no nos debe.

10 beneficios que aportan la práctica de la gratitud

Hay estudios que demuestran que la gratitud repercute favorablemente a nivel psicológico, físico y social. Algunos de los efectos más destacados son:

  • Reduce el cortisol (hormona del estrés).
  • Disminuye el estrés y la depresión.
  • Reduce la desesperanza.
  • Aumenta el optimismo.
  • Mejora el sueño.
  • Refuerza la autoestima y la fuerza de voluntad.
  • Fortalece las relaciones sociales.
  • Profundiza la espiritualidad.
  • Potencia la creatividad.
  • Mejora el rendimiento tanto físico como académico o laboral.

¿Cómo es posible que la gratitud pueda generar todos estos beneficios?

En palabras del profesor Robert A. Emmons: «la gratitud amplifica, rescata y conecta».

  • Amplificar es una consecuencia de poner el foco de nuestra atención en lo bueno de pequeñas experiencias diarias. Por ejemplo: agradecer que un amigo nos regale su tiempo para escucharnos. Al principio, nos parece que las pequeñas cosas no son dignas de agradecimiento porque “es lo que debe ser”, “son cosas normales”, etc. Pero no olvidemos una cosa, y es que, quien no agradece por poco no agradecerá por mucho. A medida que prestamos atención a esos pequeños regalos del día a día, profundizamos en reconocer el valor de cada vivencia, lo que nos permite aprender a generalizar y el mundo, a los demás y a nosotros mismos con benevolencia y amabilidad.
  • Rescatar se refiere a que cuando ponemos nuestro foco de atención en lo positivo impedimos la tendencia de nuestra mente a centrarse en lo negativo o en el pesimismo, bien sea por pensamientos propios o por información que nos llega desde fuera. Rescatamos a nuestra mente de la negatividad. La gratitud nos ofrece la oportunidad de fomentar emociones como la felicidad, la bondad, la satisfacción o la alegría entre otras.
  • Conectar con otras personas a través del agradecimiento es reconocer el valor y la repercusión positiva que sus acciones tienen sobre nuestras vidas. En cuanto a las relaciones sociales, es como si la gratitud fuera el pegamento que nos une a otras personas, fortaleciendo los vínculos.

Ejercicio para trabajar los pensamientos negativos del día a día (rescatar tu mente)

Te propongo un ejercicio para trabajar cómo rescatar tu mente de los pensamientos negativos del día a día.

Esos que ya han sucedido o aquellos que todavía no han ocurrido, pero que anticipas que no van a resultar como te gustaría.

En primer lugar, busca un sitio agradable y un momento del día para realizar este ejercicio. No necesitas más de 10 minutos. Será tu momento de la gratitud.

Cierra los ojos, respira profundamente y concéntrate en:

  • Una persona que hoy te haya aportado algo positivo. Algo que sin esa persona no hubieras podido tener o sentir. Esto nos ayuda a conectar con esa persona.
  • Concéntrate en lo que te ha aportado, de manera que pongas tu atención en el valor de lo que has ganado (y no en la pérdida de lo que no has tenido).
  • Identifica la emoción que surge en ti al reconocer el valor de lo que esa persona te ha aportado. Reconocer emociones positivas atrae otras emociones positivas, y de este modo, le restamos espacio y protagonismo al estrés, el miedo, la ansiedad…
  • Concéntrate en ti, en tu experiencia y en las emociones que aparecen y puedes reconocer en ti (no en las de los demás).

Relacionarnos y compartir vivencias, nos va a dar la oportunidad de amplificar las emociones positivas, ¡Incluso podemos llegar a contagiarlas!

Al acabar, si te apetece, compártelo con otras personas, pues ayuda a conectar con ellas.

¿Te animas?

Si necesitas realizar más ejercicios como este de manera guiada y personalizada para superar tu ansiedad, puedo ayudarte, ya que soy especialista en el tratamiento de ansiedad generalizada

¿Quieres aprender a poner en práctica la gratitud?